jueves, 2 de octubre de 2008

Atardecer del amor


Llegó el atardecer. Tras ella, él. Sintió el calor de su cuerpo con su abrazo.
Se estremeció.
Su piel comenzaba a erizarse, con tan sólo el roce de sus manos.
La brisa los rodeaba por completo y el deseo comenzaba a despertarse.
El olía su pelo. Ella, sentía su aliento en su cuello, al susurrarle con ternura,
por fin te siento.
Las manos de ella sujetaron las suyas, queriendo que no se alejara nunca.
Que comenzara a acariciarla.
Se volvió hacia él, y buscó su mirada. Quería perderse en sus ojos, del mismo
modo, que deseaba que sus labios la besaran.
No tuvo que decir nada. Sus ojos hablaron por ella, en el mismo instante en
el que él la miraba.
Sus bocas se fundieron con ternura. Eran dos almas gemelas, que tal vez buscaban
la dulzura, que en su día a día no sentían. Se dejaron llevar por la pasión del momento.
Por los muchos sentimientos que tantas veces compartieron.
Por la manera tan increíble que los dos tenían, de sentir el amor.
Comenzaron a amarse. Cada caricia era eterna y suave.
Cada beso más intenso. Cada susurro, como una brisa ardiente,
que alimentaba más sus deseos.
El atardecer caía lentamente. Y mientras, desnudos sobre la arena,
sintieron el amor, tal y como ellos lo soñaron.
Con la ternura más pura de dos corazones enamorados y la pasión más ardiente,
que sólo ellos, podían llegar a sentir.



-Melancolía-




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1 comentario:

  1. Si no me equivoco, tuve el privilegio y el honor de ser el primero en leer este bello Atardecer de amor, y me alegra que inauguraras este nuevo y encantador trocito de tu corazón con este escrito.
    Dicen mucho de ti tus palabras, amiga mía y me complace entrever en ellas cuán pura y hermosa es tu alma.
    Será un enorme placer plasmar mi humilde huella en uno de tus preciosos latidos.

    Me encantó descubrir tu nuevo blog, Melancolía, muchas gracias por compartirlo conmigo.

    Besos y abrazos con mucho cariño.

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