viernes, 16 de octubre de 2009

AMANECER INUSITADO



Sentía el susurro del viento mientras dormía en sus mejillas, como si fueran caricias, y comenzó a imaginar que así era.
El deseo se apoderó de su mente, y la necesidad de sentirlo, la hizo sumergirse en aquel bello momento con el que siempre había soñado. Estar junto a él.
Su piel se estremeció por un instante.
Sus sensaciones se incrementaron de una manera increíble, y por un momento, llegó a creer que todo era real.
Su pelo se movía suavemente sobre la almohada. Sus manos acariciaban el lecho como si de su cuerpo se tratase, y sus labios se humedecieron con el néctar que tanta sed le producía,
sus besos.
Las sábanas cubrían su cuerpo desnudo con suma delicadeza. Aunque para ella, era la piel de su amado la que sentía. Suave, tersa, ardiente.
No quería despertar de esa fantasía maravillosa, que en un solo segundo, le hizo sentir el deseo más intenso y la pasión más desbordada.
No quería que aquella magia pudiera romperse.
Estaba despertando con él, lo estaba sintiendo como siempre soñó que lo haría.
Amándose con locura.
Dejándose llevar por un cúmulo de sentimientos, que por fin, aunque fuera un sueño,
se hacía realidad en aquel amanecer inusitado.


-Melancolía-