
A veces, quisiera pintar mi vida con diferentes colores. Tapar esos grises intensos que la cubren y llenarla de bellos matices que la iluminaran.
El alma la pintaría de un azul maravilloso, que le diera ese aire de libertad que tanto te llena cuando miras hacia el cielo o la majestuosidad del mar.
El corazón, no puede llevar otro color que el rojo intenso de la pasión y el sentimiento.
Mi piel sería de un tono suave, como la misma arena del desierto. Pero con la frescura que deja el rocío por las mañanas sobre las flores.
Mis ojos, mis ojos no cambiarían de color. Pero les daría el brillo intenso del sol cuando amanece, por el día. Y por la noche, tendrían la profundidad de un tapiz estrellado.
Mis manos serían trasparentes, inocuas. Capaces de trasmitir la suavidad de las caricias,
cuando tanto las sientes y no puedes compartirlas.
Mis labios se fundirían con la brisa. Y llevarían a todos los lugares mis palabras, mis quejas,
mis alegrías y mis lamentos. Y besarían aquello que tanto deseo, que tanto quiero.
Quisiera pintar mi vida, y la de todo el mundo, con colores intensos.
Que pudieran ser repuestos, si pierden fuerza o se vuelven añejos.
Que no sólo cambiaran mi vida, si no la de todos.
Y sirvieran para que el mundo, fuera más perfecto.
El alma la pintaría de un azul maravilloso, que le diera ese aire de libertad que tanto te llena cuando miras hacia el cielo o la majestuosidad del mar.
El corazón, no puede llevar otro color que el rojo intenso de la pasión y el sentimiento.
Mi piel sería de un tono suave, como la misma arena del desierto. Pero con la frescura que deja el rocío por las mañanas sobre las flores.
Mis ojos, mis ojos no cambiarían de color. Pero les daría el brillo intenso del sol cuando amanece, por el día. Y por la noche, tendrían la profundidad de un tapiz estrellado.
Mis manos serían trasparentes, inocuas. Capaces de trasmitir la suavidad de las caricias,
cuando tanto las sientes y no puedes compartirlas.
Mis labios se fundirían con la brisa. Y llevarían a todos los lugares mis palabras, mis quejas,
mis alegrías y mis lamentos. Y besarían aquello que tanto deseo, que tanto quiero.
Quisiera pintar mi vida, y la de todo el mundo, con colores intensos.
Que pudieran ser repuestos, si pierden fuerza o se vuelven añejos.
Que no sólo cambiaran mi vida, si no la de todos.
Y sirvieran para que el mundo, fuera más perfecto.
-Melancolía-