miércoles, 11 de febrero de 2009

UNA TORTURA


La noche ha llegado casi sin darse cuenta. Como cada día últimamente, acaba sentada en un rincón de su habitación. Con la cabeza escondida entre las piernas, doblegada, triste y sumisa,
descarga su llanto.
La oscuridad de su cuarto, oculta sus rasgos cansados, demacrados y desmejorados, de la que fue una muñeca de porcelana.
Su pelo negro ha perdido el brillo que tenía. Su rostro, esa delicadeza innata que desprendía.
Y su mirada, ha cambiado su intensidad, por la tristeza más absoluta.
Atrás quedaron sus sueños, sus ilusiones, y aquella seguridad en sí misma, que siempre tuvo.
Ya no sabía que era sentir la libertad de la brisa, respirar el aroma de una flor, y lo que es más importante, el valor de una caricia.
Su vida se truncó en el mismo instante en que su corazón, comenzó a latir descontrolado, por
aquél, que creyó su gran amor.
Con la ingenuidad y la inocencia a flor de piel, se enamoró del que primero, compartiría su vida, para luego destrozarla por completo.
Las caricias, se convirtieron en golpes. Las palabras, en dagas afiladas e hirientes.
Y el amor, el amor se desvaneció como si nunca hubiese existido.
Cada día deseaba que llegara la noche. Cada noche, que no llegase la mañana. Y cada minuto,
que fuese el último.
Los recuerdos de su infancia, era lo único que la mantenía a flote. Lo único que le daba fuerzas para seguir.
Aferrarse a ellos, era lo que le hacía ver una luz de esperanza, en su apagada vida.
Era difícil comprender por qué seguía ahí, por qué no salía de esa prisión.
La verdad, ni ella misma lo entendía.
¿Quizás el miedo? ¿Quizás se sentía perdida, sola?
O quizás y simplemente, había perdido toda razón por vivir, por luchar.
Quizás la vida, no supo mantener en ella la magia.
Quizás no le dio la oportunidad de descubrir, que hay un mundo maravilloso.
Que no todos son tormentas y días grises. Que hay un bello paisaje donde el cielo es de un azul increíble, el sol brilla cada día, y el viento acaricia todo aquello por lo que pasa.
Que hay campos repletos de flores, que esparcen su aroma entre mil colores intensos.
Que se puede soñar, e incluso llegar a alcanzar tus sueños.
Que cada noche hay infinidad de estrellas, capaces de alumbrar la oscuridad más absoluta.
Y que el amor existe, aunque para ella, haya sido una tortura.



-Melancolía-




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jueves, 5 de febrero de 2009

TU CORAZON


No se expresar las cosas de otro modo. Sentada delante de mi ordenador, mis dedos actúan siguiendo el dictado de mis sentimientos. Realmente, tengo una gran ayuda, mi amiga la música. Ella me inspira en cada momento.
Pese a eso, es el corazón el que manda los impulsos hacia el teclado.
No puedo controlar lo que siente en ningún momento.
A veces, mientras escribo, se llegan a saltar mis lágrimas y el dolor es intenso. Otras, una sonrisa ilumina mi rostro, a la vez que viajo con la imaginación, hasta los lugares que describo.
Es impresionante poder hacerlo. Mis manos me ayudan en muchos momentos, a mitigar estados emocionales, que de otro modo no podría.
Siento libertad cuando escribo. Nada me frena, nada me prohíbe decir lo que pienso, lo que siento a cada instante. Expresar los sentimientos, intentando envolverlos en la máxima ternura posible, es lo más maravilloso, si se consigue.
Llegar a trasmitir emociones, sensaciones. Llegar a conseguir que alguien pueda oler una rosa,
a ser acariciada por la brisa, a contemplar maravillosos paisajes que quizás solo existan en la imaginación, a sentirse amada o incluso a sentirse comprendida, por medio de las palabras,
es un sueño para mí.
No pienso en llegar a nada, bueno, si soy sincera, si espero llegar algún sitio. A esa parte increíble que cada uno de nosotros tenemos dentro. esa parte fascinante que late al ritmo de las emociones. Esa parte que hace que cada día, exprese de un modo u otro lo que siento,
lo que veo, lo que he vivido o simplemente, mis sueños.
Esa parte de donde sale todo lo que escribo, y a la que espero, llegue del mismo modo:
Tu corazón.



-Melancolía-

miércoles, 4 de febrero de 2009

LA PALOMA DE MIS SUEÑOS



Tan blanca como la nieve, refleja la pureza más llana. Se la puede ver volar, todas las mañanas sobre lo alto de aquel viejo campanario, justo al final del pueblo.
Planea por el viento, como si de una cometa se tratara, solo que nadie la sujeta, es libre.
Su plumaje trasmite una suavidad increíble. Su belleza, es la de un ángel, que recorre los cielos, en busca de un alma solitaria a la que poder hacer compañía.
No existe otra paloma igual en todo el pueblo.
A veces, cuando la observo, me gustaría poder estar dentro de ella. Poder contemplar con su
mirada el mundo desde allá arriba. Poder recorrer miles de kilómetros y sentir el viento en
mi cara, al igual que ella, lo siente en sus plumas.
Sentir que caes sin control desde lo alto, para llegar a tierra firme sin esfuerzo.
Beber de arroyos cristalinos. Oler los aromas de las flores más embriagadoras y comer los
frutos más diversos.
Muchas veces, se para en mi ventana y permanece ahí durante mucho rato. En ocasiones, creo que he llegado a dormirme contemplándola.
Son esas noches, en las que he sentido que mi alma a podido volar,
llegando hasta las estrellas, en donde por un momento, he podido vivir mi sueño.
He podido alcanzar lo que tanto deseo.
Lástima que esas noches acaban, y a la mañana siguiente, vuelve a su campanario.
Vuelve a planear en el viento, sin modo alguno de retenerla.
Quizás una noche, decida quedarse conmigo eternamente, decida olvidar su torre,
para hacer realidad, mi único sueño.




-Melancolía-


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LIBERTAD



El mar golpea con fuerza los acantilados. Parece furioso y enojado. Jamás lo vi de ese modo.
El cielo está gris, y las primeras gotas de lluvia comienzan a caer.
La playa queda desierta en un instante. Tan solo, a lo lejos, se ve la mirada perdida de un alma
solitaria, que parece buscar algo en el horizonte.
Sus ojos, guardan la expresión más pura de la tristeza. Su rostro comienza a humedecerse con
la lluvia. Diría que sus lágrimas, se mezclan con las gotas más puras del cielo.
Su pelo no ondea al viento, se adhiere a su silueta, lacio, empapado.
Al mirarla, parece como si todas las fuerzas del universo, se hubieran puesto de acuerdo, para
descargar su ira.
La brisa, se convierte en un fuerte viento, que agita más las olas si se puede.
Pero ella sigue ahí, impasible.
Nada distrae su mirada.
Poco a poco, se va acercando al mar. Sus pies alcanzan el agua.
No le preocupa su fuerza, su bravura. Es como si quisiera enfrentarse a él, reprocharle su enojo.
Como si lo que ella está esperando, no llegara por su culpa.
Sin darse a penas cuenta, el agua la envuelve por completo. La zarandea pero se resiste.
Con todas sus fuerzas, se levanta y alza los brazos hacia el cielo. Le planta cara, lo provoca,
lo reta.
Es una lucha entre titanes. Por un lado, la inmensidad del mar, y por otro, el poder de un alma, que sólo le pide, que le devuelva su libertad.



-Melancolía-



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